3 nov 2011

Ferny


Joaquín Casares

Profesor universitario de 43 años. Soltero. Desde muy joven Joaquín se alejó del bullicio, de la gente. Al ser hijo único recibió sobre protección de parte de sus padres, no salía ni siquiera al patio si no iba perfecta —sobradamente— abrigado. Los juegos de la infancia se reducían a pasar largo tiempo escondido en los armarios, o entre los sillones, resguardado por almohadas. Nadie supo nunca qué tanto hacía allí, posiblemente nada, sólo pasar horas y  horas lejos de los demás. Ningún juguete le llamó la atención, a no ser sus libros de Julio Verne que siempre le acompañaban. En la escuela jamás se le distinguió por absolutamente nada, no se le conoció ningún amigo, no participó en ninguna obra de teatro o en campeonato alguno. Es más, ni siquiera figuró en el cuadro de aprovechamiento, entregaba las tareas en tiempo y forma, sin mostrar esmero alguno. Joaquín Casares no figuró jamás en la foto de fin de año.

Sus padres lo miraban con descontento, trataban de animarlo a actividades deportivas y artísticas. Nada dio resultado, el día en que estaba programada algún evento al que sus padres lo llevarían invariablemente desaparecía, no se lo podía encontrar por ningún lado. Sus padres, al principio se angustiaban y lo buscaban por todos lados, incluso, en más de una ocasión llamaron a la policía, pero todo era en balde, Joaquín regresaba a casa por la noche, lo suficientemente noche como para no asistir a ningún lado. El último intento por socializarlo fue inscribirlo en un campamento de verano… Fatal error. Dos días antes del señalado para la "Gran Aventura" —cómo sus padres se empecinaron en llamarle al campamento— Joaquín desapareció, así sin más, lo buscaron desesperados, la policía les recordaba que no era la primera vez que el "querubín" se desaparecía, así que no podían hacer nada. Repartieron volantes, pegaron anuncios… y nada, a Joaquín se lo había llevado el viento. La fecha del campamento pasó y sin decir una sola palabra, Joaquín reapareció en casa, sus padres le increparon a que les dijera en dónde había estado, él no respondió, su madre desesperada le dio una cachetada. Joaquín la miró profundamente a los ojos, sin miedo, ni furia, sin ninguna emoción, su madre aterrada lo soltó. Joaquín caminó sin media palabra a su armario, allí estuvo hasta que todos se retiraron.

A Joaquín jamás se le conoció una novia durante el bachillerato ni la universidad. En cuestiones del "amor" lo único que le supieron sus padres fue la ocasión en que la policía les llamó para que fueran a pagar la fianza y poder liberarlo,  estaba detenido por tratar de pagar los servicios de una prostituta. La misma prostituta lo denunció, luego de que Joaquín sacara de su mochila varios "juguetitos" que deseaba usar en el acto sexual. Un par de poleas con clavos y varios cirios  eran los "juguetitos" en cuestión. Sus padres, no dijeron nada, pagaron la fianza, abordaron junto a Joaquín un taxi y nunca se tocó ese tema en la casa.

A los 30 años, Joaquín, con una maestría en Letras Hispánicas, daba clases en una universidad de la Ciudad de México.

El dictamen médico que podía explicar las conductas tan extrañas de este sujeto se hallaba escondido en uno de los cajones, muy escondido y en silencio, como si así se tratara de mantener dormido a un demonio indómito. El fallo era claro, conciso: Joaquín Casares, paciente con esquizofrenia. 

1 comentario:

  1. Buena narración, no sé hasta que punto esto pueda servirnos
    ¿Pensaste una caracterización física o solamente sus actitudes?
    ¿Dónde se escondía cuando nadie lo podía encontrar?
    ¿Por qué no quería contacto con nadie?
    ¿Debido a qué padece la esquizofrenia?
    ¿Qué tipo de esquizofrenia tiene?
    ¿Qué desencadena sus episodios? (Infiero que hay momentos en los que está "lúcido" pues mencionas que da clases en la universidad y terminó una carrera)
    ¿De qué forma van aunadas las perversiones sexuales a la esquizofrenia? Porque en el cuadro básico de una persona ezquizofrénica no siempre se muestran algún tipo de perversión sexual.
    Me gusta que manejes la insociabilidad como algo frecuente, pero como vamos a trabajar con esos personajes, creo que debemos conocer más de ellos. Por eso comentaba lo de la narración, porque la forma en la que está escrito deja partes veladas para crear expectación en el lector, como si fuera un cuento, pero si no conocemos al personaje ¿cómo vamos a escribir de él?

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